top of page

Utzil: Innovación Social para reducir la desnutrición maternoinfantil.


SIC4Change pone en marcha eSAVIA: un sistema para acompañar telemáticamente la nutrición en mujeres embarazadas. Mathías Eistrup, representante en Guatemala, nos habla de la complejidad de este tipo de intervenciones y la necesidad de flexibilidad, humildad (para asumir los errores) y capacidad de aprendizaje.

Desde SIC4Change siempre hablamos de la importancia de la innovación social como abordaje a buscar soluciones estructurales para problemas persistentes. La definimos como un proceso que implica (i) escucha y coordinación permanente con los diversos actores y poblaciones involucrados, (ii) adaptación de cada solución y modelo de trabajo al contexto especifico en que se va a trabajar y (iii) pilotaje, de la mano con un proceso de evaluación evolutiva que nos permita sacar aprendizajes que permitan plantear como (iv) escalar la solución y buscar cambios sistémicos.


Hoy os hablamos de Utzil una nueva iniciativa lanzada en el occidente de Guatemala, en el departamento de Huehuetenango, un buen ejemplo sobre como pensar y promover la creación de soluciones bajo estas premisas.


El proyecto surge de un proceso ya de por sí tremendamente innovador lanzado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en colaboración con Skala Ventures y Alterna, en el que se buscan soluciones innovadoras en el combate a la desnutrición crónica en fases iniciales de gestación y vida de los niños (según datos oficiales, 46,5% de niños y niñas menores de cinco años en Guatemala sufren de desnutrición crónica). Este proceso, Utzil, permite desde el inicio una gran libertad para plantear soluciones y procesos que incorporen elementos innovadores que se adapten a la intervención de acuerdo a cómo evolucione el contexto de intervención, además de ofrecer un seguimiento técnico e institucional cercano y regular por parte del donante. Además de SIC4Change, también Tula Salud ha sido seleccionada para ejecutar otra propuesta innovadora. El objetivo es sencillo: poner en marcha un piloto de ambas soluciones, medir resultados e impacto y plantear potencial escalabilidad en el caso de que demuestren que lo merecen. En suma, innovación social desde el donante.


Nuestra propuesta, rebautizada como Savia, se basa en la premisa de que el conocimiento influencia nuestros hábitos y, por consiguiente, es generador de posibles cambios de comportamientos. Por tanto, a través de un proceso formativo constante es posible orientar determinadas prácticas familiares hacia otras más saludables, como el adecuado cuidado durante el embarazo o la introducción de alimentos con mayor poder nutricional en la dieta de las familias. Para lograr este conocimiento, SIC4Change junto a organizaciones que trabajan en este sector, está desarrollando contenidos de salud materno infantil que hará llegar a las familias gracias a su plataforma digital de microlearning (eSAVIA), a través de diversos canales como WhatsApp, SMS, mensajes de voz, etc. Además de estos contenidos formativos, las mujeres embarazadas pueden recibir recordatorios sobre sus planes personales de embarazo, convocatorias o recomendaciones implicaciones vinculadas a la ventana de los 1000 días.


Esa es la versión teoría, pero como decía Einstein, en la teoría, la teoría y la práctica son iguales, pero en la práctica… no. La realidad es infinitas veces más compleja. Para empezar, enfrentamos un trabajo muy fuerte de entendimiento del contexto, la realidad del acceso de mujeres al sistema de salud público, el nivel de acceso a las TICs y cuáles son los principales canales utilizados para acceso a información. Además, la construcción de las píldoras de microlearning que enviaremos conlleva un proceso de construcción conjunta con el sistema público de salud, pero también con el tradicional comunitario, para asegurar que los contenidos están adaptados a la realidad de las mujeres, tienen pertinencia cultural y son entendibles (dato crucial: la mayoría de la población tiene el maya Mam como idioma materno).


Un monitoreo cercano y descentralizado de parámetros cuantitativos y cualitativos relacionados con la salud de las mujeres y niños y niñas en la ventana de los 1000 días, en el que participan activamente las mujeres, los agentes comunitarios de salud y profesionales sanitarios, nos permitirá identificar cuáles son los componentes con mayor impacto, cuáles son los procesos que se están fortaleciendo y cuáles son los errores y cuellos de botella que enfrentamos. Seguro habrá innumerables aprendizajes que nos permitirán un proceso constante de mejora de nuestro modelo.


¿Es posible construir unos contenidos informativos en la convergencia de las tradiciones y cosmovisiones comunitarias y los protocolos del sistema público de salud? ¿Las mujeres tienen acceso a teléfono? ¿Los agentes comunitarios de salud, como es el caso de las comadronas, estarán dispuestos a involucrarse en nuestra iniciativa? ¿Por qué? ¿Cómo lograremos hacer un monitoreo efectivo de nuestro trabajo? Al empezar la ejecución de Utzil, son más las preguntas que las respuestas. Pero reconocer esa evidencia y trabajar bajo esa incertidumbre es justamente la clave para sacar el máximo provecho de un proceso como este.


Como punto de partida, hay que tener la claridad de que un problema de la dimensión y complejidad como el de la desnutrición infantil no encuentra solución en los abordajes tradicionales y tampoco se logrará resolver en el ciclo de un proyecto. Pero también es cierto que este tipo de iniciativas pueden abrir ventanas a nuevos modelos y enfoques de intervención, a nuevos planteamientos que sitúen a las personas y las especificidades de cada entorno en el centro y aprovechen el potencial que hoy en día nos ofrece la tecnología como parte de la solución a los problemas más acuciantes de nuestra sociedad actual.

374 visualizaciones0 comentarios
bottom of page